Por Mauricio Carvallo desde Toulouse, Francia.
La Presidenta Bachelet se guardó la noticia hasta después de su gira a Canadá, país que había llegado hasta las semifinales con la empresa MDA. A la espera de la confirmación oficial, inspeccionamos en Francia las principales instalaciones de las que saldría el satélite chileno.
En un cuarto de la talla de un edificio de tres pisos, se hace la prueba "marmicoc". Un ascensor especial baja al subterráneo con una caja sellada de cuatro por cinco metros y de unas cuatro toneladas. Como si hubiera entrado a una olla a presión, se atornilla una tapa de acero en el piso y enseguida la caja se remece violentamente, y se la calienta y enfría a las extremas temperaturas del espacio exterior. Es el test térmico final de un satélite pronto a ser lanzado desde la Guyana francesa, o Baikonur, Kazajstán. Estamos en las afueras de Toulouse, al sur de Francia, cerca de España, en donde se construyen y prueban los satélites europeos.
Es el centro espacial EADS Astrium, al que, según todos los indicios, el Gobierno de Chile entregará en los próximos días la responsabilidad de fabricar un satélite del tipo de observación de la Tierra. Es decir, no de telecomunicaciones, de TV, ni militar, sino que le permita saber qué se mueve, crece y está pasando aquí abajo. Iniciamos la visita vestidos con delantal, y cabeza y za patos cubiertos con plásticos.
El satélite que quiere Chile necesita salas descontaminadas. Nos guían cinco altos ejecutivos franceses. -Tenemos toda la paleta de productos de importancia estratégica -explica Jean Dauphin, director de los satélites EOS (Earth Observation System), y quien se haría personalmente responsable del proyecto chileno-. Pero sólo el espacio permite acceso a toda la Tierra.
Además de que el satélite es necesario en lo civil (medio ambiente, meteorología, climatología), es muy importante por razones de defensa-seguridad: aporta las imágenes para tomar las mejores decisiones. Vecina a estas instalaciones se levanta también la Agencia Francesa del Espacio, de la cual EADS Astrium es su principal cliente militar y civil. Tal vez por eso los empleados galos dominan numéricamente esta empresa privada. De sus más de 12 mil empleados (de los cuales el 70% son ingenieros) el 44% son franceses.
El Gobierno de Chile tiene que apurarse si espera que el lanzamiento se realice en 2010, para el Bicentenario de su vida republicana. Incluso la Presidenta pretende adelantarlo para febrero de ese año, antes de que deje el poder. Pero la postergación del anuncio (por la muerte del general Alejandro Bernales y el viaje a Canadá) deja apenas 20 meses para afinar el proyecto, reunir todos sus elementos, construirlo, testearlo y elevarlo. Este consorcio espacial recibió solicitudes hasta 2011 por 12,9 billones de euros. De los 23 proyectos satelitales que en mayo buscaban fabricantes en el mercado mundial, ya firmó cinco contratos. A la vez, la fábrica de lanzadores Ariane tiene pedidos de aquí a seis años, porque incluye los misiles intercontinentales de la fuerza estratégica francesa. "Somos los que más vendemos en el mundo", reconoce Dauphin. "El año pasado firmamos ocho contratos de satélites de telecomunicaciones, de los cuales lanzaremos siete el 2008. Los hacemos más rápido que aquellos de observación de la Tierra y científicos, que son más complicados.
De los satélites EOS hay 18 en desarrollo. Con todas las especialidades podemos lanzar unos 12 al año". Daniel Garando, responsable del programa EOS, plantea: "No tenemos perfectamente definidas las necesidades de Chile. Nos demoraríamos dependiendo del tipo de satélite que nos encargaría". Pero, tranquiliza Christophe Roux, director del Programa de Exportaciones: "Estamos capacitados para entregar el sistema satelital en plazo tan limitado". Esto obliga a un producto estándar, no demasiado especial. Según Dauphin, "sería imposible que uno con elementos novedosos pueda volar para entonces. Necesitamos la serie en producción".
Precisamente, una de las ventajas decisivas que destacó de EADS Astrium la comisión evaluadora chilena es que se puede ganar tiempo considerable al contar con todo en un solo lugar. -Cuando nos piden un satélite de fabricación rápida, los reorientamos hacia nuestra línea de producción, pero adaptados a sus necesidades -agrega Roux.
Un ejemplo es el "Theos", de Tailandia. Como éste, el ejemplar chileno será de órbita polar, dará la vuelta al mundo en cien minutos a unos 650 o 750 kilómetros de altura, con espacio asignado y respaldado por normas internacionales. Combinará los elementos de uso civil, científico y militar, y será heliosincrónico: se programa para que el Sol ilumine los objetos de la Tierra que le interesan. En la sala de integración sólo cinco ingenieros revisan una serie de satélites de gran tamaño en una decena de computadores. "Es que todo es automático", explica Gérard Berger, jefe de Marketing. "Son relevados una vez al día. Las pruebas requieren más que los seis meses que nos demoramos en armar un satélite". Llama la atención una gigantesca cortina metálica que cierra el acceso. Allí se arman dos satélites militares franceses. Pero Garando revela bajo su gorro plástico que en la sala en que estamos se arma el satélite encargado por la Agencia Espacial Argelina, con las características que debería tener el chileno: de 130 a 150 kilos, cámaras ópticas y una definición fotográfica cercana a los 2 metros.
Justamente, una de las quejas de la empresa canadiense MDA es que Chile no vaya a contar con un metro de resolución fotográfica para poder identificar cualquier objeto terrestre. Argumentó que hacia 2010 muchos otros países habrán introducido satélites ópticos de 1,5 a 2,5 pero la mayoría tendría los de un metro. Pero, según se informó en el Parlamento chileno, la resolución será "mejor que 2 metros", considerando que a mayor definición, más caro es el proyecto. Por esta razón la propuesta de EADS resulta un 10% más barata que la de MDA. A la vez pesaron otros criterios generales: no sólo se evaluó técnicamente bien la calidad de las imágenes, sino también las formas de bajada de las informaciones (flexibilidad de antenas y segmentos terrestres), así como potenciales prestaciones para acceder después a otros satélites, y hacer fácilmente los "upgrades". Igualmente influyó en la decisión chilena el hecho de que se harían responsables cinco países europeos: Francia, Inglaterra, Alemania, España y Holanda. Y que MDA se enfocara más a lo militar.
También fue importante que EADS Astrium haya lanzado muchos satélites y que el 98% hayan sido exitosos -reveló una fuente chilena- y el tipo de seguros que ofrece por si algo fallara. En cambio, MDA fabrica sus satélites en tres países, y con varios subcontratistas. Pesó igualmente el ofrecimiento de capacitación de ingenieros nacionales a través de becas universitarias en Francia.
En Toulouse, Dauphin informa que "durante la fabricación de los satélites de Tailandia, Corea, Taiwán y Argelia, unos 80 jóvenes científicos aprendieron no sólo a operar los satélites y sus imágenes, sino también a fabricarlos en sus países". La idea propuesta por EADS Astrium a Chile es que cuando el satélite nacional se lance al espacio y empiece a entregar sus datos, ya tendrá capital humano capacitado para manejar todo el sistema. Y en forma reservada. En las dos estaciones de control (en la Región Metropolitana y en el sur, dotadas de antenas parabólicas) sus telecomandos poseerían códigos exclusivos. Y las fotos, de cualquier parte del mundo se bajarían codificadas. El francés descendiente de españoles, Eric Pérez, jefe de Negocios y hasta hace poco responsable de los satélites argelinos y tailandeses, asegura que "nombraríamos un jefe a cargo del proyecto chileno bajo las órdenes de Jean Dauphin. Se dedicaría solamente a éste, con un equipo de ingenieros de unos 20 años de experiencia". Este grupo ya se entrevistó con la delegación chilena, la que todavía le busca nombre al engendro.
La postergación del anuncio (por la muerte del general Alejandro Bernales y el viaje a Canadá) deja apenas 20 meses para afinar el proyecto, reunir todos sus elementos, construirlo, testearlo y elevarlo. Los satélites EOS pueden ser de uso civil, científico o militar. Pero el que desea Chile combina los tres elementos y será heliosincrónico; es decir, se programa para que cuando pase sobre un territorio que le interesa el Sol ilumine los objetos que captará. Ventajas y desventajas: "La última licitación hace que este satélite sea más poderoso".
Una de las mayores críticas de empresas que participaron en la licitación (la inglesa-canadiense MDA y la israelita ImageSat) es que el satélite chileno no captará imágenes de 1 a 1,5 metro, las que usan los franceses. La respuesta de los ejecutivos de EADS Astrium, Jean Dauphin y Christophe Roux, es que harían lo que pediría el Gobierno de Chile. La otra crítica es que el satélite proyectado no capte imágenes de radar, esenciales en la noche o bajo las nubes. -(Dauphin) "El radar consume mucha energía, y hay que enviársela desde la Tierra. Poner ambos elementos en un solo satélite es muy complicado y caro. Serían enormes y enviados por los lanzadores más potentes. En esta disyuntiva, Francia eligió lo óptico e intercambia las imágenes radáricas con los demás países europeos. Si un cliente nos pide que le captemos imágenes radáricas en cualquier parte del mundo, lo hacemos a través de InfoTerra, las cuales interpretará Spot Image. Ambas son filiales nuestras. Es lógico comenzar con el sistema óptico".
-¿Por qué el primer satélite se estimó en US$ 45 millones, y éste en 75 millones?
-(Roux) Son dos procesos diferentes. La propuesta de la última licitación hace que este satélite sea superior, más poderoso.
-En caso de tensión en las fronteras chilenas, ¿qué pasaría con EADS? -Nada. Un país tiene la autonomía y la soberanía total.
-¿Preocupa una nueva crítica de algún sector político chileno?
-No. Las escuchamos, las leemos, pero es parte de la democracia. Consideraciones políticas: Las razones de un anuncio postergado Si no se anunció antes al finalista de una licitación en que participaron nueve países fue para no incomodar a la Presidenta Bachelet, quien iniciaba una gira a Canadá, la sede de la empresa semifinalista, MDA. Por eso, allá pudo responder la pregunta directa del Primer Ministro, Stefan Harper, diciendo que aún esperaba un informe técnico. No obstante, este informe ya se había dado a conocer varios días antes en las comisiones de Defensa y de Ciencia y Tecnología del Congreso por una delegación del Ministerio de Defensa.
La sugerencia técnica recayó en EADS Astrium, y la decisión política y jurídica en el ministro José Goñi, y el jefe del proyecto, el subsecretario de Aviación, capitán de bandada (r) Raúl Vergara. De ahí el paquete pasó a La Moneda, donde sólo se espera la mejor ocasión para hacer el anuncio oficial tras el regreso de la Mandataria. Mientras, se juramentó a los protagonistas a no adelantar nada. La decisión es complicada. En 2006, en el gobierno de Ricardo Lagos, EADS Astrium ya había alcanzado la finalísima en una licitación con sólo cuatro participantes. Pero a pesar de que a comienzos de la administración Bachelet llegó a Santiago el Presidente francés Jacques Chirac con la evidente intención de firmar el acuerdo, tras dos meses se llamó a un nuevo proceso. El mismo Chirac dio instrucciones de seguir adelante."